En 1960 con tan solo 11 años, José Augusto Rivera Castro salió de su pueblo Herveo, Tolima para irse a estudiar a Bogotá. No fue una partida fácil pues a su corta edad dejaba atrás a su familia, su pueblo y enfrentaba un duelo pues su madre Beatriz Castro Herrera, acababa de fallecer.

Su madre, era una mujer culta, amante del arte, que desde muy temprano descubrió la vocación artística de José Augusto y siempre procuró estimularlo comprándole pinceles, pinturas, acuarelas.

José Augusto poseía una sólida formación ética y cultural pues su padre Luis Enrique Rivera Cárdenas vendía revistas y diarios los cuales Augusto disfrutaba leer y fue a través de esos diarios donde conoció a detalle la tragedia nacional conocida como: la violencia. Siguiendo el ejemplo también de su tío Mariano Castro Herrera, leyó innumerable literatura popular.

Debido al contexto en el que creció, en el que pudo ver lo que era la injusticia y violencia del país, su propósito siempre fue y ha sido que en cualquier ámbito en el que se desempeñara, debía trabajar en pro de una Colombia mejor. Ahora, desde su vocación artística, siempre ha procurado que su arte pueda ser un aporte y sus obras generen conciencia en los colombianos.