LA PASIÓN POR EL ARTE DE “MAVA”
Por: Antonio Zuleta González
Por: Antonio Zuleta González
Desde pequeña, Maritza Matuk Bertolotto empezó a buscar una y otra actividad con la que se sintiera “plena”, según ella misma lo afirma. Empezó en el colegio haciendo cuadros y “cuando cogí un pincel sentí que este objeto fluía”. “El pincel me hizo descubrir a mi misma”.
“En el único salón donde me sentía plena era en el salón de arte, no quería que la clase se acabara y se acababa más rápido”. “La entrega de los cuadros tenía un tiempo limitado y estrecho”.
La época escolar siempre se acaba, “escogí estudiar Administración de Empresas como la carrera del momento”. Todos podemos ser exitosos desde cualquier disciplina, “veía éxito en las personas que seguían esa carrera y parecía de campo abierto”.
“Había aplicado a Lenguas Modernas”, “Cuando conocí el Politécnico Grancolombiano me sentía atraída y después disfruté la universidad”. La comodidad y la felicidad en cada etapa es la clave del éxito, así pasó aquellos momentos Maritza.
“Me llamó la atención el Mercadeo y la Publicidad, que tienen que ver con el arte”. “Una campaña publicitaria puede cambiar el desarrollo de una empresa”, una compañía tiene una idea y un objetivo, “el arte es crear nuevas ideas hacia el objetivo de la empresa”.
“La creación de ideas pueden visualizarse en un dibujo”, con su atracción y su impacto para lograr los objetivos.
De esta manera Maritza Matuk Bertolotto ha desarrollado su pasión por el arte, hasta incluso decidió probar el baile en diferentes estilos, como la danza árabe y el flamenco con los cuales el cuerpo alimenta su mente.
Decidió utilizar el seudónimo “MAVA” donde combina las letras iniciales de su nombre y del nombre de su única hija Valentina y así se presenta al público desde hace un corto tiempo.
Paisajes, cuadros marinos, desiertos, expresiones infantiles, un bodegón, un cuadro en homenaje a un pintor famoso y hasta cuadros que más que surrealistas ella suele llamar “Arte Revolucionario” el cual “llega a lo interno de las emociones para que la gente decida investigar”.
“Busco el arte de soñar un mundo mejor, mágico y no rutinario”.
Las experiencias de vida de Maritza Matuk Bertolotto, la han llevado a buscar motivación para la gente en transformar el mundo y gestionar el cambio, algo muy importante en los tiempos más recientes con la pandemia del Covid-19. Desde el arte pretende aportar su granito de arena para el desarrollo de una sociedad más moderna y próspera.
Una administradora de empresas a quien su pasión por el arte la llamó para impulsar la transformación de la sociedad, en la familia, en la educación, en la empresa y los Estados. Claramente, una acción revolucionaria pues representa un cambio de medios para lograr avances en la sociedad.
Una mujer que dentro de sí misma, en su sangre, en su mente, en sus cinco sentidos y en sus manos, nació la pasión por el arte.
“Que interesante tener este espacio para compartir mi vida con ustedes”.
“Desde que era niña creció en mi la creatividad y el desarrollo de grandes historias, a través del juego, yo era la protagonista de mi propio juego. Creaba historias increíbles, además de eso me encantaba hacer exhibiciones, en especial cantaba a Pimpinella. A medida que pasó el tiempo y entré al colegio Dios me tenía preparada para entender el comportamiento humano y a todas mis amigas les encantaba hablarme de sus cosas, fue pasando el tiempo y Dios me dio el talento de estar con niños porque toda la creatividad e ingenuidad de la infancia yo siempre la tuve y sigo teniéndola, pero al estar con ellos mi creatividad aumenta y entre todos hacemos que el juego sea divertido e interesante.”
“Cuando empecé a pintar y les habría nombrado esa parte, vi que mis historias y cuentos se podían plasmar en una obra de arte con un sentido de pertenencia y emoción, haciéndolas ver reales, cambiando un poco la rutina y los parámetros que nos da la vida, logrando así una ruptura a todo ese mundo que nos estanca y dando incluso una emoción a una realidad que pintada con fantasía cambia todo.”
“El arte también lo reflejo en la danza, soy una bailarina innata, empoderada en danzas que resaltan la sabiduría femenina y desarrollan bienestar y amor a nuestro cuerpo que es nuestro templo, incluyendo técnicas de sanación.”
“Dentro de estas danzas está el árabe, en estos momentos estoy aprendiendo bollywood.”
“Otro secreto que les quiero revelar es que a través del arte y la danza he descubierto que el cuerpo humano es un templo de investigación que está conectado tanto en la tierra como en el cielo y estamos llenos de color que nos conecta con una vida espiritual increíble uniendo todos los colores de nuestros centros energéticos, llegamos a un estado de felicidad único, me encanta el mundo espiritual y tengo el talento de trabajar en todo empezando por mí. “
Maritza nació en Bogotá en 1975, su padre un descendiente de libaneses y su madre de nacionalidad italiana nacida en la ciudad de Génova. Sus abuelos maternos llegaron a Colombia a mediados del Siglo XX, aquí se instalaron y empezaron una nueva vida.
En cada momento piensa en una actividad artística, la desarrolla aplicando la tesis “la clave del éxito es hacer que las cosas pasen no verlas pasar”. Así Maritza tiene lejos cualquier problema, disuelve toda preocupación y disfruta el tiempo, así como lo obtenido gracias a su tarea.
Realiza un baile, la energía de su cuerpo y mente fluye, con el resultado de querer ver la vida llena de oportunidades y elementos positivos.
En su descanso el ejercicio físico es clave, la llena de energía para realizar sus actividades artísticas que en diversas ocasiones son también físicas, implican el ejercicio mental y la coordinación en cada paso.
Una pintura tiene su éxito en cada detalle y no en la terminación de la obra, una danza o baile tiene su clave en la perfección de cada paso y en el sentimiento de la música correspondiente.
Llega la tarde, es hora de recibir a Valentina que llega de su colegio debe atenderla para luego compartir con ella todas sus vivencias educativas sin descuidar el arte dentro de dicho ámbito. La felicidad es que madre e hija aportan a sus actividades artísticas, por eso nace el seudónimo “MAVA”.
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“Después de tantas experiencias que tuve buscando quien era y quien debía ser, me di cuenta de que a diferencia de muchas personas yo tenía y tengo algo muy especial y único que me hace diferente a los demás, un poder que hace transformar al mundo en magia y arte”
“ Al principio que no conseguía oportunidades laborales me di cuenta que Dios y mis antepasados que están en el cielo, me tenían encargada de una misión muy importante: ser embajadora del arte mostrado a través de la danza y de la pintura con historias reflejadas en imágenes.”
“En todo ese tiempo encontré en el deporte una forma de entrenar la mente en pensamientos positivos llenos de transformación en el arte. He aprendido que tengo que creer en mí. Soy una persona con ganas de transformar el mundo, he encontrado en el deporte y el baile una forma de sanarme, de sentirme viva, poderosa, activa, el deporte activa endorfinas, hace que la mente y el cuerpo que nos guían en unión con la cabeza sean felxibles.”
“Quiero ayudar a las personas en sus dolencias, pienso que de acuerdo con mi experiencia un aporte mío puede cambiar vidas, hacer que la persona sea más feliz.” “He empezado por ofrecer las ayudas a las compañeras de colegio de mi hija, ella estudia en el Gimnasio Femenino, un claustro en donde yo no tuve la oportunidad de estudiar, pero me siento con una sangre gimnasiana que fluye dentro de mi oxigenando todo mi cuerpo”.
“Durante mi exploración hacia mí misma a través también de temas de meditación y yoga he descubierto que la mente es muy poderosa y sabia. Todo ocurre en el momento de Dios”.
“He sabido de muchas personas que no creen en mí, tanto cercanas como lejanas. Al principio para sentía dolor, pero en estos momentos ha sido una fortaleza para salir adelante.”
“Se que algún día seré famosa, mi sueño es volver a una tarima. La última vez que estuve en un teatro quedé embarazada de un tesoro, un ángel del cielo que llegó a mi vida para transformarme en una gran mujer.”
“Sueño estar en una tarima dando todo mi amor al mundo y más aun empezar en donde estuve en vísperas de quedar embarazada y mi vida cambio. Estar llena de niños, así como también de mis perritos.”
“Lo único que me falta decir es que durante mucho tiempo mi talento ha sido desconocido, no muy valorado pero una gran bailarina me dijo que estar de incognito es importante para aprender de uno mismo. En esta etapa estoy, pero deseo volver a presentarme y mostrar mi talento para convertirme en una embajadora del arte y la danza.”
isfrutar del proceso encuentra en la compra de estos bienes una experiencia única de convivir con algo estéticamente valioso, la posibilidad de contar una historia, de revivir un recuerdo, de entender algo, de conocer gente y de apoyar un artista. Por esta misma razón, comprar con diferentes presupuestos, es tan válido como comprar obras a artistas emergentes, o consagrados. Para quien disfruta estos valores en la compra de arte, encontrar un beneficio económico resulta un valor agregado.
Un interés que sale del fondo del alma, que florece en la mente y que despierta interés del público es lo que tiene Maritza Matuk Bertolotto “MAVA”. Saber a donde va y el camino a recorrer es la clave para lograr su objetivo.
Es la actividad que le llena el alma, bien se ha dicho en diferentes estudios que un buen salario no compensa la infelicidad en un trabajo, la experiencia de MAVA muestra que la actividad favorita no deja entrar el mal a su vida.
Como en toda organización MAVA tiene definidas su misión y visión, la primera es explotar su talento artístico y la segunda aportar al mundo con sus actividades elementos que enriquezcan la mente humana para salir adelante.
En la pintura empezó desde el colegio y en la danza lleva aproximadamente dos décadas entrenando. Empezó en un gimnasio en clases de salón en danza árabe con una profesora que llenó mucho su mente de buena energía, dejó por un tiempo de estar con dicha instructora y después decidió probar otras opciones que la impulsaron a ser autodidacta.
Se presentó en diferentes oportunidades en el teatro libre de Chapinero, en la Candelaria, en Corferias y en el teatro del Gimnasio Femenino en Bogotá. En cuanto a pintura tiene más de 20 cuadros, algunos vendidos y sin importar que se vendan o no, sigue su actividad en creaciones con las que expresa los deseos de cambiar el mundo.
Nadie puede decir hasta donde alcanzará a llegar Maritza Matuk desde su pasión por el arte y la danza, pero seguro será muy lejos.